Limpiar los cristales de una casa es una labor engorrosa para la que parece que nunca hay tiempo. No se trata solo de lo molesto que es cargar con los mangos, esponjas y cubos, sino que excepto que se trate de un piso muy bajo, siempre incluye cierto de riesgo de caída. Por eso, muchas personas optan por contratar servicios periódicos de limpiacristales, aunque eso tiene el inconveniente de que hay que estar en casa cuando llega la persona, una sincronización horaria que se complica en el día a día. Así las cosas, hay veces que el problema se soluciona echando las cortinas.
Las empresas de tecnología hogareña llevan tiempo intentando ofrecer alternativas a esta situación, que se da en todo tipo de pisos y casas unifamiliares. Hace un par de años salió al mercado Windoro, de la firma coreana Piro; se trata de un robot con dos piezas -una para cada lado del cristal- unidas por imanes de neodimio, que llevan paños giratorios a alta velocidad y detergente limpiacristales. Lo comercializó en Europa la firma Eurobots por algo más de 400 euros.
Ahora le ha llegado el turno a Winbot, un sistema de Ecovacs que parece más sencillo de utilizar en casa. Se trata de un robot que solo limpia por un lado -hay, pues, que sacarlo por la ventana para lavar la parte exterior de la misma- pero que tiene grandes ventajas. Un sistema de ventosas lo mantiene seguro; pero además tiene un cable (bastante largo) que lo mantiene enchufado a la red eléctrica y se completa con un dispositivo para enrollarlo para aumentar la seguridad. El precio resulta más competitivo, sobre 300 euros, aunque hay una versión más sofisticada -por 350 euros- para las zonas de espejo o áreas donde el cristal no está limitado por metales -la mampara de una ducha, por ejemplo-, y ha de ser un sensor del robot el que determine hasta dónde sigue limpiando.
En cuanto a la seguridad, tiene una pequeña batería de reserva que le da energía durante treinta minutos si se corta la luz, para que las ventosas no se suelten del cristal y caigan al suelo; para minimizar impactos, si se corta la energía el robot se coloca en el extremo inferior de la ventana y emite sonidos de alarma. Al contrario de lo que ocurre con los robots de limpieza de suelos, para poner a funcionar el Winbot es conveniente que haya personas en la casa, evitando cualquier posible peligro.
El sistema de limpieza del robot parece menos complejo que su entramado de seguridad: un paño húmedo limpia y uno seco hace que el cristal brille. Al estilo de los robot aspiradores, el Winbot recorre la superficie subiendo y bajando de forma rectilínea y lo hace dos veces; al terminar su trabajo emite un pitido para avisar que el cristal está limpio.
Referencia: la voz de galicia
Las empresas de tecnología hogareña llevan tiempo intentando ofrecer alternativas a esta situación, que se da en todo tipo de pisos y casas unifamiliares. Hace un par de años salió al mercado Windoro, de la firma coreana Piro; se trata de un robot con dos piezas -una para cada lado del cristal- unidas por imanes de neodimio, que llevan paños giratorios a alta velocidad y detergente limpiacristales. Lo comercializó en Europa la firma Eurobots por algo más de 400 euros.
Ahora le ha llegado el turno a Winbot, un sistema de Ecovacs que parece más sencillo de utilizar en casa. Se trata de un robot que solo limpia por un lado -hay, pues, que sacarlo por la ventana para lavar la parte exterior de la misma- pero que tiene grandes ventajas. Un sistema de ventosas lo mantiene seguro; pero además tiene un cable (bastante largo) que lo mantiene enchufado a la red eléctrica y se completa con un dispositivo para enrollarlo para aumentar la seguridad. El precio resulta más competitivo, sobre 300 euros, aunque hay una versión más sofisticada -por 350 euros- para las zonas de espejo o áreas donde el cristal no está limitado por metales -la mampara de una ducha, por ejemplo-, y ha de ser un sensor del robot el que determine hasta dónde sigue limpiando.
En cuanto a la seguridad, tiene una pequeña batería de reserva que le da energía durante treinta minutos si se corta la luz, para que las ventosas no se suelten del cristal y caigan al suelo; para minimizar impactos, si se corta la energía el robot se coloca en el extremo inferior de la ventana y emite sonidos de alarma. Al contrario de lo que ocurre con los robots de limpieza de suelos, para poner a funcionar el Winbot es conveniente que haya personas en la casa, evitando cualquier posible peligro.
El sistema de limpieza del robot parece menos complejo que su entramado de seguridad: un paño húmedo limpia y uno seco hace que el cristal brille. Al estilo de los robot aspiradores, el Winbot recorre la superficie subiendo y bajando de forma rectilínea y lo hace dos veces; al terminar su trabajo emite un pitido para avisar que el cristal está limpio.
Referencia: la voz de galicia
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