sábado, 25 de mayo de 2013

El robot que cura epilepsias incurables

El Hospital del Mar interviene a cinco pacientes con esta nueva técnica, pionera en España.


Nora sufrió durante once años traumáticos ataques epilépticos pero desde hace cuatro meses no ha tenido ni una crisis. Es uno de los cerca de 60.000 pacientes que hasta ahora estaban condenados a padecer la enfermedad durante toda la vida y una de las cinco pacientes operadas de epilepsia en el Hospital del Mar de Barcelona gracias a un nuevo robot, único en España, que ayuda a intervenir a pacientes que hasta ahora no podían pasar por el quirófano.

Nora, que llegó de Bolivia hace seis años, aún no se acostumbra a su nueva realidad después de años de padecer unas tres crisis al mes. El robot que le ha devuelto a su vida de antes se llama ROSA y sirve para delimitar en el cerebro dónde está el foco en el que se originan las descargas eléctricas quecausan las crisis epilépticas, según explicó Gerand Conesa, jefe del servicio de Neurocirugía del hospital, y Rodrigo Rocamora, responsable de la unidad de Epilepsia del centro, informa Efe.

Un modelo virtual del cerebro
Tras muchas pruebas diagnósticas, a Nora se le hizo con un ordenador un modelo virtual de su cerebro y se diseñó una trayectoria en tres dimensiones para ver por dónde se debían colocar los electrodos del robot ROSA, a través de una trepanación, para evitar tocar arterias y zonas sensibles durante la cirugía. Después se llevó a la paciente al quirófano, se le hizo un reconocimiento facial con un láser y se le ajustó el modelo virtual 3D a su realidad, para que el robot pudiera colocar las guías para fijar los electrodos y estudiar su actividad cerebral.

Con los electrodos se hicieron registros de su actividad durante un par de semanas, una especie de biopsia funcional de lo que ocurre dentro de su cerebro, y se estimuló la zona para ver si había funciones elementales. Con los datos del robot ROSA se mapeó la zona de las crisis y se estudió la posibilidad de quitar las lesiones, y con todos estos datos los médicos decidieron desde dónde se abordaba y la cirugía que se aplicaba.

El doctor Rodrígo Rocamora, responsable de la Unidad de Epilepsia del Hospital del Mar de Barcelona, destaca en declaraciones a ABC la importancia de esta nueva técnica que «permite delimitar con precisión extrema y de forma menos invasiva los focos de epilepsia en el cerebro». «El robot le indica al neurocirujano la trayectoria por la que tiene que ir el electrodo y la profundidad del corte», añade Rocamora.

Cuando falla la medicación
Destaca, asimismo, que con esta técnica se pueden curar un 70% de las epilepsias temporales, que se originan en los lóbulos temporales, y que hasta ahora no tenían solución. Actualmente, sólo se operan enfermos que no responden al tratamiento farmacológico, el 30 % del total, pero muchos tampoco son operables porque hasta ahora no se podía localizar con precisión el origen del foco que había que extraer.

La epilepsia es una enfermedad que padece entre el 0,5 y el 1 % de la población, unas 400.000 personas, que se origina por descargas eléctricas que en el cerebro activan neuronas de forma repentina.

Referencia: abc



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martes, 14 de mayo de 2013

Conferencia Internacional de Robótica y Automatización (ICRA)


Ayer se inauguró en Karlsruhe, Alemania, la Conferencia Internacional de Robótica y Automatización (ICRA), en la que se muestran los principales proyectos en este campo.

Uno de los atractivos fue el robot iCub, desarrollado por el Instituto Italiano de Tecnología, que hizo una demostración de sus habilidades.

Otro de los robots expuestos fue el HoLLiE, desarrollado por el Centro de Investigación Alemán FZI.

La conferencia de robótica se desarrolla del 6 al 10 de mayo.

Noticias

miércoles, 8 de mayo de 2013

Hacen volar a un robot del tamaño de una mosca



Investigadores estadounidenses consiguieron hacer volar a un robot del tamaño de una mosca, un dispositivo que podría quizá un día ser utilizado en misiones de observación o de socorro en lugares de difícil acceso.
El robot-mosca está fabricado con fibras de carbono, pesa una fracción de un gramo y está dotado de «músculos» electrónicos capaces de aletear unas 120 veces por segundo, precisan los científicos, cuyo invento está detallado en la revista estadounidense Science.

Este mini-robot volador es el resultado de 12 años de investigación y de avances técnicos e innovación en el campo de la microfabricación, así como en los sistemas de control de miniaturas desarrolladas en los últimos años por investigadores de la Universidad de Harvard (Massachusetts).Se trata del primer robot de este tipo y para fabricarlo fueron necesarias nuevas técnicas de propulsión, de control y producción, señalaron los investigadores.
Para las alas, recurrieron a microestructuras compuestas de los llamados materiales piezoeléctricos, capaces de convertir una carga eléctrica en un movimiento mecánico. El robot-mosca no cuenta con una fuente de energía autónoma, ni de control integrado, y está unido a un hilo que transmite la electricidad necesaria para accionar sus alas y los comandos de un ordenador para las maniobras de vuelo. Su consumo eléctrico se estima en torno a 10 milivatios, equivalente al que utilizan los insectos de ese tamaño.
Los avances ofrecen un nuevo medio de estudiar la mecánica del batido de alas y de control a escala de los insectos. Podría servir a los investigadores en futuros estudios sobre motores miniaturizados y nuevos captores para ayudar especialmente a insectos polinizadores, como las abejas.
Las moscas son capaces de efectuar sofisticadas maniobras en vuelo para, por ejemplo, evitar el golpe de un matamoscas o posarse en una planta cuando sopla el viento. «Las moscas efectúan maniobras aéreas en la naturaleza que son sorprendentes, y eso dentro de un minúsculo cerebro», indicó Sawyer Fuller, investigador de la Universidad de Harvard, uno de los coautores que ha estudiado sobre todo el vuelo de las moscas en el viento.
«Sus capacidades superan lo que nosotros podemos hacer con nuestro robot y nos encantaría comprender mejor su biología para aplicarla a nuestra investigación», explicó. Según los autores, el proyecto proporciona una motivación común a los investigadores e ingenieros de la Universidad de Harvard para desarrollar baterías más pequeñas y concebir sistemas de control más eficaces, así como para crear materiales más resistentes y ligeros.
Referencia: lavozdegalicia


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El regreso del robot Lunokhod 1, que fue dado por perdido hace 40 años


El primer vehículo con control remoto que pisó la Luna, en 1970, el robot soviético `Lunokhod 1, y que se dio por perdido casi un año después de su llegada, fue contactado, y recuperado con éxito el retrorreflector láser que posee, por científicos franceses.

La ubicación final de la última misión del `Lunokhod 1` fue incierta hasta 2010.

Sin embargo, gracias a las imágenes obtenidas por la Nasa con el Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO), el robot fue detectado a 2,3 kilómetros al norte de su punto de aterrizaje. Ahora, los investigadores galos también consiguieron ponerlo en marcha nuevamente, 40 años después.

El `Lunokhod 1`, fue transportado al satélite natural por la sonda rusa Luna 17, el 17 de noviembre de 1970. El pequeño vehículo poseía ocho ruedas, tenía una longitud de 2,22 metros y 1,60 metros de ancho. Pesaba 756 kilogramos.

Mar de las Lluvias. Teledirigido desde la Tierra, exploró ampliamente la zona conocida como Mar de las Lluvias, realizando en casi un año de actividad más de 10 kilómetros de recorrido y transmitiendo a la Tierra más de 20.000 imágenes y 200 vistas panorámicas.

Durante 10 meses lunares, el robot obedeció las órdenes dadas por el equipo de Tierra, superando con creces los 90 días terrestres que se estimaron de vida útil. En previsión de que no superara la undécima noche lunar, se estacionó al `Lunokhod 1` en una zona plana para que, una vez agotada su vida útil, pudiera servir como plataforma del reflector láser que se dejó apuntando al planeta. Aunque, se desconocen con exactitud los motivos, no pudo continuar funcionando.

Era parte importante de esta misión la utilización del reflector láser diseñado y construido por especialistas franceses, que permitieron obtener excelentes medidas de la distancia entre la Tierra y la Luna con una exactitud 100 veces superior a la de los métodos tradicionales de radio localización.

En el olvido. En los últimos 40 años nadie se preocupó por contactar de nuevo con este robot -que incluso fue subastado en 1993- hasta que un grupo de científicos galos, del Observatorio Côte d`Azur, decidieron intentarlo.

Finalmente, en marzo de este año recibieron señales de retorno desde el reflector `Lunokhod 1`. Los resultados se obtuvieron más de tres noches, indicó uno de los autores de esta iniciativa, Jean Marie Torre.

Los expertos barajaban varias posibilidades acerca de la falta de funcionamiento del reflector que, de acuerdo a lo señalado por Torre, puede haber sido un exceso de polvo lunar, la cubierta pudo haberse cerrado o que el vehículo no haya sido estacionado con vista a la Tierra tal y como se creía, según despacho de Europa Press.

"Al final, sin embargo era más un problema de falta de confianza que un problema técnico", finalizó el científico.

Referencia: la voz

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